


Ire poniendo en el blog algunas fotos que me parezcan interesantes de Huelma , de sus gentes, de sus costumbres,del mundo, algunas de ellas seran mias pero tambien "tomare prestadas" otras fotos que me parezcan validas o incluso las que me mandeis. Un saludo
En otros casos, se ha dicho que son las almas condenadas por sus pecados, a las que se impide la entrada en la casa de Dios. Esta podría ser una interpretación apropiada, especialmente, para las gárgolas más visibles y terroríficas, que pueden servir como ejemplo moralista de lo que puede ocurrirle a los pecadores.
De todas las explicaciones posibles, la más aceptada es aquella que nos habla de ellas como guardianes de la Iglesia, signos mágicos que mantienen alejado al diablo. Esta interpretación puede explicar el porqué de tan diabólicos y espantosos aspectos y su ubicación fuera del recinto sagrado.
Perteneciente a la nobleza gallega, recibió su primera formación de Diego de Merlo, a través de quien formalizó su ingreso en la Orden de los Predicadores en Toro, 1470. Estudió en la Universidad de Salamanca, habiendo ingresado en la misma en 1473, y en la cual, más tarde, ocupó una cátedra de teología. En dicha Universidad, conoció a Elio Antonio de Nebrija y a Alonso de Madrigal el Tostado.
Fue nombrado provincial de su Orden y prior del convento de San Esteban de Salamanca, en 1476 y 1477 sustituyó de forma temporal al maestro Pedro de Osma en la cátedra de Prima de Teología, que ocupó desde 1480, fecha en que la ganó por oposición tras la muerte de aquél. Durante el ejercicio de su cátedra siguió la orientación tomista, contraria al nominalismo.
En 1486 fue nombrado tutor del príncipe Juan, hijo de los Reyes Católicos, y se introdujo en la vida de la corte, renunciando a su cátedra. Luego fue nombrado obispo de Zamora y en 1494 de Salamanca. El príncipe residió con él y en esta ciudad contrajo la enfermedad que le llevaría a la muerte, en octubre de 1497. En 1498 fue nombrado Obispo de Jaén, y entre 1500 y 1504 ocupó el obispado de Palencia, siendo nombrado posteriormente Arzobispo de Sevilla, cargo que ocupó desde 1504 hasta 1523.
Como prelado, destacó por el interés en elevar el nivel cultural del estamento eclesiástico y en fortalecer su disciplina, así como por su actividad sinodal: convocó el Concilio de Salamanca de 1497 y el de Palencia de 1500, cuyos capítulos reflejan sus preocupaciones reformistas. Sin embargo, los cargos que poseía en la Corte, a los que en 1500 se añadieron los de capellán mayor, confesor real y Gran Canciller de Castilla, le impidieron residir en las sucesivas diócesis que regentó. En 1497, tras la publicación de la bula Quanta in Dei Ecclesia y mediante la concesión del breve Alias ex certis, el papa le encomendó la reforma de la Orden de los dominicos; mediante el breve Alias ex vobis (14 de noviembre de 1499), fue encargado junto con Cisneros y Desprats de la reforma de las comunidades mendicantes.
Defendió ante los reyes las ideas de Colón, de quien fue amigo, y lo acompañó a Salamanca para enfrentarse al claustro de la Universidad. Probablemente, a través de Deza se produjo el contacto de Colón con el cardenal Pedro González de Mendoza. Algunos historiadores le atribuyen un papel decisivo como mediador de Colón ante los Reyes Católicos.En 1498 rebió la bula de Alejandro VI que lo confirmaba como Inquisidor General de Castilla y León y en 1499 la que hacía extensiva su jurisdicción a los territorios de la Corona de Aragón. Pero compartió la dignidad de inquisidor mayor con otros obispos nombrados en época de Torquemada hasta 1504, en que asumió la presidencia única del Santo Oficio. En 1500 y 1504 amplió las disposiciones de 1484 que regulaban el funcionamiento de los tribunales, contemplando nuevos casos que carecían de reglamentación y oredenó a todos los oficiales de la Inquisición que hiciesen uso de la obra Directorium Inquisitorum, de Nicolás Eimeric, editada en 1503. En 1504 ordenó confiscar los escritos de Antonio de Nebrija por las declaraciones de éste en favor de la intervención de los filólogos en la revisión de los textos de las Sagradas Escrituras.
Como consecuencia de su interés por ampliar la jurisdicción y poderes del Santo Oficio en todos los territorios dependientes de la monarquía española, dispuso la instauración de la Inquisición en Sicilia en 1500 e intentó sin éxito establecer un tribunal en Nápoles en 1504. Se enfrentó con fray Hernando de Talavera, quien se opuso a la introducción de los inquisidores en el obispado de Ávila y posteriormente a la creación de un nuevo distrito del tribunal en Granada, de cuya diócesis era regente. La actitud de Talavera motivó el proceso que inició en su contra Diego Rodríguez de Lucero, inquisidor de Córdoba, y las consiguientes protestas que contra este último elevaron a Deza el marqués de Priego y el conde de Cabra. Deza, quien desde 1504 ocupaba la mitra de Sevilla, defendió la actuación de Lucero y le mantuvo en su cargo, a la par que renunciaba a hacerse cargo del proceso de Talavera. Su actitud ante el caso, que provocó desórdenes y revueltas en Córdoba, unida al rigor que demostró en la persecución de los conversos, motivó la orden, en 1506, de Felipe el Hermoso de que se suspendiesen todos los procesos del Santo Oficio que se hallasen en curso y subdelegase su cargo en el obispo de Catania, Diego Ramírez de Guzmán. Tras la muerte del monarca ese mismo año, Deza intentó infructuosamente recuperar la dignidad de inquisidor general, ya que en 1507 Fernando el Católico nombró para el cargo al cardenal Cisneros.
Francisco Romero Zafra, de profesión escultor imaginero, natural de La Victoria (Córdoba) el día 25 de marzo de 1956. Autodidacta, comenzando en la escultura en 1990. En el año 2000, participó en una exposición colectiva, de Imaginería, que organiza el Ayuntamiento de Espartinas y la Diputación de Sevilla, en el Santuario de La Virgen de Loreto, en Espartinas (Sevilla), siendo elegido como cartel anunciador su imagen del Resucitado de Pozoblanco. En el año 2001, participó en la segunda exposición, en el mismo lugar (Espartinas) y también en la cuaresma del 2001 fue la exposición en el Café Concierto Puertaoscura de Málaga. |
En el mismo año, participó con la donación de un busto de barro cocido, en una exposición, que organiza la Exma. Sra. Duquesa de Alba, en la sala de arte Garduño, a beneficio de la Asociación Sevillana de Esclerosis Múltiple. También participó en varias exposiciones realizadas en, Pozoblanco, Martos, La Victoria y La Rambla. En la cuaresma del 2004, la exposición en el Café Concierto Puertaoscura de Málaga. Con dos bustos de Dolorosa. |
La leyenda de los amores clandestinos de la sultana y el abencerraje es realmente hermosa y apasionada. Cuentan que además hubo una conspiración política , cómo no, por medio. Así, aprovecharon el pretexto de la relación amorosa.
En este patio del Generalife, el ciprés que aún se conserva, fue testigo mudo de los amores de Morayma, esposa del rey Boabdil y un apuesto caballero de la tribu de los Abencerrajes. Los encuentros de los amantes a su sombra, en noches de luna llena, fueron delatados al Sultán.
Fueron invitados a entrar en una sala contigua al patio de los leones, antigua alcoba del sultán y por lo tanto, carente de ventanas y allí les hizo decapitar.
Cuentan también que el Ciprés de la Sultana, fue destruido por un rayo, pero su tronco aún perdura en el Generalife, para que pongas su mano sobre él, si buscas un amor apasionado.
Durante la dominación islámica, y sobre todo entre la segunda mitad del siglo XIII y mediados del XV, Huelma fue plaza fronteriza y avanzadilla para el reino Nazarí de Granada en tierras de Jaén. Durante estos dos siglos participó activamente en la guerra de frontera. Pasó con frecuencia de manos nazaríes a castellanas y viceversa hasta que, en el año 1438, la rindiera don Íñigo López de Mendoza, señor de Hita y de Buitrago, capitán mayor de la frontera y primer marqués de Santillana. A éste se le nombró alcaide perpetuo a despecho del concejo de Baeza que esgrimía su derecho en virtud de la concesión otorgada por Fernando III el Santo en el año 1242 para cuando se ganare este castillo. No obstante, en 1465 el marqués de Santillana cedió sus privilegios sobre Huelma a su yerno, don Beltrán de la Cueva, y este, a su vez, a su padre, don Diego.
Don Beltrán de la Cueva, favorito de Enrique IV, trató de construirse en Sierra Mágina un señorío. El castillo que preside la población se construyó en este momento. De esta manera la villa pasó a ser uno de los centros desde los que los partidarios del rey Enrique IV y aliados del condestable Iranzo combatieron a la nobleza levantisca.
Tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos esta villa de señorío entró en un periodo de estabilidad política que combinado con la empresa de roturación de tierras y repoblación propició una etapa de expansión económica y con ella la consolidación de la población. Huelma comenzó a revestirse de todo lo que caracteriza a una villa de cierta importancia.
Durante la invasión francesa el castillo fue ocupado por el general Sebastiani, que le prendió fuego antes de abandonarlo. Posteriormente, el Duque de Sexto, titular del Ducado de Alburquerque y del Condado de Huelma, financió en parte la restauración de la monarquía en la persona de Alfonso XII, lo que le obligó a vender algunas de sus fincas, incluida aquella donde se ubicaba el castillo de Huelma, que fue adquirida por un labrador acomodado de la localidad, a cuya muerte el castillo quedó repartido entre dos herederos (la mitad a cada uno). En 1954 y 1957, don Bernardo Moreno Quesada adquirió la propiedad de ambas partes, convirtiéndose así en propietario único del castillo, donándolo al pueblo de Huelma en 1989.